La pieza a adornar debe ser preparada mediante el rayado o picado, la cual consiste en quitar a la superficie su tersura, y que así pueda agarrar el oro y la plata.
Puede llevarse a cabo mediante un tratamiento de ácidos para ahorrar tiempo en el proceso, o bien realizando la picadura a mano muy minuciosamente, siendo la técnica original que se ha llevado a cabo a lo largo de los siglos.
Una vez tenemos la pieza picada la quemaremos a fuego con un soplete para oscurecer el color del acero, así poder plasmar el diseño y trabajarlo con mayor facilidad.
A continuación, podremos comenzar a trabajar el reparto y a la incrustación del material, mediante hilo y láminas de oro y plata.
Cuando tenemos el diseño terminado procederemos a matear la pieza, para terminar de incrustar por completo los materiales. Matando su brillo al oro y la plata, y a su vez, poder trabajar con él posteriormente.